Motion Pictures & Film - Buenos Aires, , Argentina
Una tarde pasabamos caminando por la placita de Caroya cuando nos topamos con una nena soplando pompas de jabón redondas como planetas. Quedamos pensando en los universos breves y frágiles de las burbujas. Imaginamos la muerte de ciudades y de bosques y de seres consientes cuyo paso por el mundo no ha tenido ninguna justificación. Imaginamos la muerte de los ríos y la aniquilación de los mares. A cada burbuja que estalla mueren múltiples formas de vida. Y también murieron los vientos y las montañas, los ríos de cauce espumoso, los mares inmensos más allá de las tierras, todo lo que había sido levantado en los siglos y los esfuerzos anónimos, las manos que tejieron redes de acero, las vigas que sostenían los edificios, las casas altas contra el sol de los días, los objetos y las posesiones, todo esto fue un estallido sordo y pequeño que se llevó a la vida consigo, en un silencio más crudo que cualquier estertor, cualquier ruido fanático encendiendo de miedo a las noches de los seres vivientes. Pensar nos vuelve lentos. Para evitarlo me pongo a cocinar un poco de arroz con queso. Mientras el agua hierve no pienso. La imagen de la chica es suficiente. Todo es claro y sencillo. Mañana el sol se levantará otra vez. Si es posible que una nena con un círculo de alambre sea madre de mundos tan hermosos y breves, también es justo que exista gente ocupada de filmar esas historias. De guardarlas para la memoria. Por eso formamos la productora A LA VIEJA USANZA. El universo resplandeció un instante y luego se apagó. Fueron segundos de vida breve, elástica, una existencia minúscula con una fragilidad de materia más débil que un eco.