En la empresa actual, la gestión de la información, los documentos y del conocimiento se perfila como un componente de primera magnitud. La gestión de contenidos y la gestión documental, en este nuevo entorno en el que debe moverse la empresa, obliga a variar la orientación tradicional de las decisiones corporativas, hacia las decisiones orientadas a una mejora de la rentabilidad, aplicadas a áreas concretas de la empresa, y en la mayoría de los casos con la finalidad de sustituir los sistemas existentes en papel, para convertirse en un verdadero componente de la estrategia empresarial.