En una época de turismo de molde -cuando cualquiera con una tarjeta de crédito puede apuntar y dar clic para viajar por el mundo- aún hay viajeros que buscan algo más. Ellos viajan para ver algún lugar que soñaron cuando niños. Para conocer a su gente. Para ir a un lugar donde nunca nadie va. Para disfrutar sus refinamientos más sublimes -o sus aventuras más emocionantes. Para comenzar una nueva vida en una luna de miel incomparable. Estos son individuos que pueden ver el valor real de un viaje sofisticado, inteligente, auténtico.