Preguntado acerca de si se consideraba bohemio, un envejecido Kerouac respondía malhumorado: no, yo trabajo. STIRNER, nacido entre los fulgores del trabajo y el delirio de fin de semana, comparte la misma idea.STIRNER recibe su inspiración del inmenso espacio que media entre el refugio de Thoreau en Walden Pound y la buhardilla de Kaspar Schmidt en Berlín; del individualismo libertario de los ferroviarios del Medio Oeste a los amaneceres psicotrópicos en Ibiza. De Jack a Ernest Lesigne.STIRNER es deseo y es razón, porque somos ambos y simultáneos, y su propósito es comprender y transformar la realidad tanto como, justamente, vivirla o consumirla, como una vela se consume al encenderla. En este espacio trataremos de reunir los mejores pedazos de una generación asolada por la crisis financiera para hablar de lo que nos interesa, en tono distendido pero riguroso, desde la economía hasta la música, del cine a la poesía. Esperamos, al menos, que el viaje les resulte agradable.